jueves, 29 de diciembre de 2011

TREINTA Y TRES

Estoy llegando al restaurant y suena el teléfono. Miro el reloj mientras automáticamente busco una excusa ... Pero no llego tarde!!!!! Y no son las chicas, es Frank.



- Amore!!!!!!! ¿Qué haces? 


- Estoy a punto de entrar a cenar con mis amigas, tenemos akelarre. ¿Quieres venir?


- No puedo, estoy en la presentación - Lo olvidé, Frank tenía hoy la presentación del libro de uno de esos ex que tanto le duele ver y de los que es incapaz de desvincularse, y no le he dado ánimos. Ha debido llamar para recriminármelo - He salido al hall a hablar contigo.


- ¿Estás bien? Ya sabes lo que pienso sobre esa manía tuya de autoflagelarte ... Vete de allí


- Matilde, cielo, estoy perfectamente


- ¿Por qué susurras entonces?


- ¿Has tenido algún problema con Javier últimamente?


- Ninguno y todos. Lo de siempre.


Frank me corta. Llevamos toda la conversación cortándonos el uno al otro.


- Javier padre.


- No.


- Curioso. Acabo de oírle mientras hablaba por teléfono.


- ¿Y?


- Y ... Me ha parecido que citaba a alguien para una entrevista de trabajo ... ¿Va a abrir otra galería?


- No, no, no, ... Será para la mía.


- ¿Para cubrir tu trabajo?


- Eh, eh, ... Eh, ¿Frank, estás seguro?


- Tenemos que hablar. Hoy pásalo bien. Mañana te veo.


- Sí, fenomenal. Lo voy a pasar genial!!!!!!! Frank, no me dejes así. ¿Qué ha pasado? ¿Qué has oído? Por favor Frank.


Y empieza a narrarme lo que más adelante me parecerá una afortunada coincidencia, pero ahora mismo es una desafortunada pesadilla. Estoy, prácticamente, en la calle.