jueves, 29 de diciembre de 2011

TREINTA Y OCHO

No me gusta desayunar delante de la pantalla del ordenador, sin embargo, en épocas como esta, no tenía más remedio. Mil trámites por completar, formularios, registros, visitas a locales, ... Sasa protestaba y decía constantemente que me iban a quitar el carnet de madre, aunque con media sonrisa.

Esa mañana, encontré un email de Oli. ¿Insomnio embarazada? No existe. Lo abrí.



Había estado hablando con "El Suizo" después de acostar a los niños, exponiéndole nuestro proyecto y escuchando sus ideas y consejos. Extrañamente, no se había mantenido al margen y había defendido que Oli se involucrase totalmente en Blonde Concept. La agencia había estado bien por unos años, pero ambos sabían que no tenía proyección en ella. Casada, con dos hijos y embarazada del tercero. No era el perfil básico que puede viajar constantemente y asistir a cenas y fiestas, casi diariamente. Y era allí donde se desarrollaba gran parte de su trabajo. No era culpa suya, ni de la agencia, simplemente caminos divergentes.



Ahora sí empezaba Blonde Concept.