viernes, 19 de marzo de 2010

DOCE

Pago al taxista y abro con cuidado.


-Perdón, puede adelantarse un poco, por favor, la puerta choca con la farola.

-¿Y no cabes, (fideo)?

Esto último, no lo oigo con los oídos, sino con la cabeza. Le parezco un hueso para perros. No debería importarme, y de hecho, no me importa!!!!!!!!!

(Sí, quepo. Pero contorsionándome. Y no te miro con cara de oca porque prefiero al taxistacolegagraciosillo, que al habitual taxistaresopladoramargado. Odio, aborrezco, que la gente sople. ¿Por qué lo hacen? Y no me considero un fideo, aunque tampoco estoy nada preocupada por mi línea. Desde hace tiempo acepté que mi cuerpo iba por libre, que si no comía casi, a veces, engordaba, … Que cuanta más fruta comía, más granos me salían, … y que el chocolate, lo único que me daba, eran alegrías, … )



Bajo, maldiciéndome por no haber reclamado la devolución del euro, de propina. Seré pringada!!!!!!!!!!!



-Hola, Matilde. ¿Cómo estás? ¿Has quedado con Frank y con Sara? Hacía mucho que no te veía.

- Hoooooola, sí, ¿qué tal estáis? Veo que llenos, como siempre, …

Y miro al fondo, a nuestra mesa habitual, y devuelvo la mirada, desconcertada, … Está ocupada, y yo he quedado con Frank, que vive rodeado de ritos y manías. Supongo que también juega esta partida su ego, que le hace creerse merecedor de todas las atenciones y cuidados. A cambio, es un ser sensible, encantador, divertido y muy creativo. Entre nosotros se ha establecido un rol y lo respetamos. Y parece que el resto del mundo lo sabe y hace lo mismo. Se debe de haber publicado en el Boletin de los Roles. Excepto hoy. Le han despojado de SU mesa.

-Ya sé lo que estás mirando. Os he reubicado en la mesa contigua, así cambiais un poco.

Oh, oh oh oh ... no cuela, …



-De acuerdo, será una experiencia nueva.

-Ya! No ha colado, verdad? Lo siento, son unos amigos de mis padres, a los que no puedo defraudar. A mis padres, no a sus amigos. Pero una cosa llevaría a la otra. Se han empeñado en sentarse en vuestra mesa y como todavía no habíais llegado, … en fin, … No he sabido decirles que no, …



Me enternece ver debilidad en Marisa. Siempre he creído que era indestructible y nada influenciable, fuerte y decidida, segura. Desde muy joven, casi podría decir pequeña, se ha hecho cargo de diferentes locales en Madrid y ha tomado las decisiones adecuadas sin dudar, se ha enfrentado a todo y a todos, … Excepto a sus padres. Me doy cuenta de que es lo mismo que nos ocurre a muchos, volvemos a la infancia cuando estamos frente a ellos, …



Y acompañada por estos pensamientos, sigo sus pasos hasta la mesa, …